-¡ENTONCES - NO - QUIERO - SER - HUMANO!- Harry lanzó un gruñido y cogió uno de los delicados instrumentos de plata, de una de las mesas con eje giratorio que había a su lado, y lo lanzó a través de la habitación. Se estampó contra la pared en cientos de pequeños pedazos. Varios retratos dejaron escaparan un grito de enojo y miedo, y el retrato de Armando Dippet dijo:
-¡Parece mentira!
-¡NO ME IMPORTA!!- les gritó Harry a todos, agarrando un lunascopio y lanzándolo a la chimenea-. YA HE TENIDO SUFICIENTE, YA HE VISTO SUFICIENTE, QUIERO SALIR, QUIERO QUE ESTO TERMINE, YA NO ME IMPORTA MÁS.
Cogió la mesa en la cual habían estado los instrumentos de plata y la tiró también. Se rompió al caer al suelo y las patas rodaron en diferentes direcciones.
-Sí te importa- musitó Dumbledore. No se había alterado ni había
hecho un solo movimiento para evitar que Harry destrozara su
despacho. Su expresión era calmada, incluso indiferente-. Te importa
tanto lo que sientes que te desangrarías hasta la muerte con el dolor
que te produce.
-Oh sí, lo harías -replicó Dumbledore, todavía mas calmado-.
Ahora has perdido a tu madre, a tu padre y la cosa más cercana a un padre que has conocido. Claro que te importa.
J.K. Rowling, Harry Potter y la Orden del Fénix.
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