sábado, 15 de octubre de 2011

To be or not to be: that is the question.

Todos en algún momento de nuestra existencia nos encontramos ante una encrucijada. Hamlet, por ejemplo, se debatía entre ser o no ser. Todos en algún momento de la vida enfrentamos dos ideas que en si misma se contraponen e imposibilitan la existencia de la otra. Ejemplo:
Imaginá que estas caminando muy campante y pensando en las maravillas de la naturaleza cuando, de repente, tu camino se bifurca. Derecha o izquierda, tenés que tomar alguno de los dos caminos. Si vas a la derecha, no podés ir a la izquierda; del mismo modo que si vas a la izquierda no vas a poder ir a la derecha. Ahora bien podrían tratar de refutar mi idea diciéndome que la respuesta sería tomar cualquiera de los dos caminos y, si no resulta como lo esperamos, simplemente volvemos para atrás, deshaciendo los pasos ya hechos y tomamos el otro camino. PEEROOO, hay una pequeña imposibilidad. Si tomáramos el camino de las derecha y nos diéramos cuenta de que no es el que queremos y tratáramos de volver sobre nuestros pasos y tomar el camino izquierdo, ya no nos encontraríamos ante una encrucijada, sino ante el entendimiento de un error y la compensación de dicho acto. Es decir, las encrucijadas se dan cuando nos dan a elegir dos opciones -derecha o izquierda, en el ejemplo - y la primera opción que elegimos resuelve la encrucijada sin importar si es la opción que nos conviene. 

Ahora mismo me encuentro en una encrucijada: no sé si ponerme a ver Merlín o Thor. That's the question.

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