Recientemente - la semana pasada - utilice la empolvada tarjeta de socio de la biblioteca del colegio y retire un libro con la encantadora promesa que iba a ser "una encantadora y brillantemente escrita novela histórica". Regla número uno: Internet miente.Y ustedes se preguntarán ¿cuál fue este fiasco de novela? Bueno, tengo que decirles que mi desencanto provino de la mano de Liliana Bodoc, una santafecina licenciada en Literatura Moderna de la Universidad Nacional de Cuyo. El titulo del libro, que todavía no revelé pero que ya estoy criticando, es "El rastro de la canela- Amor y libertad en mayo de 1810", y básicamente narra la historia de Amanda una muchachita argentina y criada en Rio de Janeiro cuyos padres mueren y tiene que irse a vivir a Buenos Aires con su hermana. Cabe decir que la hermana le lleva 20 años, está casada, tiene un hijo de la edad de su hermana aproximadamente y su marido le metió los cuernos con una negra esclava. De este amorío nace Tobías, un mulato libre que trabaja para la familia y es así como "el consentido" del patrón. Se desarrollan dos cuestiones a lo largo de la novela: a) Obviamente, Amanda se enamora de Tobías, pero no lo puede decir porque Tobías es un revolucionario, además es mulato y la familia de ella no lo aceptaría y todo el resto de los aditivos de una telenovela mexicana, aunque sin el accidente que te borra la memoria o una loca que finge un embarazo par quedarse con el tipo lindo. b) Fausto, el sobrino de Amanda, tiene celos de su hermano ilegítimo y hace todo lo posible para engancharlo in-fragantti (no se si se escribe así) haciendo cualquier cosa que pueda perjudicarlo. La novela se sitúa entre los años 1808-1813 aprox.
Quiero aclarar que mi critica no es contra el tema o los temas del libro. Cuando leí la contratapa me pareció excelente. Peerooo... el problema estaba adentro.
A medida que iba leyendo y adentrándome más en la lectura me empecé a dar cuenta que por la letra tamaño 42 y los 3cm de margen que tiene cada hoja no iba a haber mucho desarrollo de texto. Y estaba en lo cierto. Muy a lo Dan Brown, Liliana Bodoc va cambiando el punto de vista del narrador dentro de cada capitulo, lo que le da al libro cierto toque de fluidez. Pero el desarrollo narrativo fue simplemente aburrido y casi no existió investigación del entorno socio-cultural de la época.
Bien se puede decir, también, que de una novela romántica no podemos esperar mucho desarrollo político de la época. ¡Pero tampoco hubo escenas románticas! ¿Qué mierda? Al final del libro no tenemos ni la más remota idea de qué le vio Amanda a Tobías o viceversa. Básicamente el libro te dice: Amanda hizo tal y cual cosa, dijo tal y tal otra. Listo, no hay profundidad ni emociones ni descripción ¡NADA!
Muchas veces pienso que lo que los editores llaman "narrativa juvenil" está terriblemente devaluado. Este libro es casi un insulto, pero de cualquier forma, haciendo una investigación sobre la autora, encontré que escribió unos libros llamados "La Saga de los Confines" que parecen estar buenos. Así, un mal libro lo tiene cualquiera.
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